El Gigante Dormido
Adjuntas
 

El pueblo de Adjuntas fue fundado el 11 de agosto de 1815 por un grupo de 20 familias lideradas por don Diego Maldonado. Su nombre se deriva de "Tierras Adjuntas a Coamo", como se le conocía al pueblo durante el siglo 14. Está localizado en la la zona montañosa en la región occidental de la Cordillera Central. Limita al Norte, con Lares y Utuado; por el Sur, con Yauco y Guayanilla y Peñuelas, al Este con Utuado y Ponce y, al Oeste, con Lares y Yauco.

 

 

   En las montañas de Adjuntas, 
está un gigante dormido, 
de agrestes formas vestido 
y su barba al sol despunta; 
cumbre que al cielo se junta 
en la Central Cordillera. 
Símbolo de una quimera, 
producto de una ilusión, 
orgullo de Adjuntas son
sus ondulaciones cimeras.

 Por M. Vera

 

 

LEYENDA: LA MONTAÑA DEL GIGANTE

Cualquiera que haya ido a Adjuntas habría notado al Sudeste del pueblo entre las montañas de la cordillera que circunda el valle, una montaña que presenta la forma de un hombre acostado con la cara hacia arriba.  Existe una leyenda entre las gentes de aquel lugar que da un origen muy curioso a tal apariencia y es la siguiente:

En tiempo muy remoto existió como sólo habitante de toda la comarca un enorme gigante, cuya cabeza se asomaba fácilmente sobre las más elevadas cumbres y cuyos brazos, cuando estaba dormido se extendían a lo largo de todo el diámetro del valle. Grandes habían sido los esfuerzos de las tribus de indios vecinos, para desalojar de su posesión al coloso y apoderarse de las fértiles tierras, tan inútilmente codiciada por los más bravos caciques.

Cierto día, estando un indio brujo haciendo conjuros, vio sobre el cristal de la fuente donde aparecían las visiones que evocaba la forma del gigante completamente dormido. Este con­sultó sus señales y pudo llegar al convencimiento de que podía morir, si se hería en el ojo derecho con una flecha envenena­da. Este brujo corrió de inmediato hasta la cúspide del cerro más próximo y, desde allí, con puntería certera, disparó su flecha en la dirección indicada. El gigante hizo una convulsión, se levantó  y dio un puñetazo, con el que hizo un hueco en la falda del monte, por donde se precipitó enseguida un torrente de agua fresca y espumosa. Luego dio un alarido y se dejó caer en la misma posición en que estaba antes para no levantarse jamás.

Nadie vio mover el cuerpo del enorme gigante por temor a que despertase de lo que ellos creían encantamiento. A través de los siglos se petrificó formando lo que ahora se conoce con el nombre de La Montaña del Gigante. 

El caudal de agua, es el magnífico chorro que surte hoy de ese importante líquido a  los pobres vecinos de Salsipuedes y que llamamos el Chorro De Doña Pilar. 1-fin

Puerto Rican Folk -Lore & Folk- Tales
The Journal of American Folklore
Vol. 40. Oct. Dec. 1927 No. 158
Recopiladas por
J. Alden Mason
Editados por Aurelio M. Espinosa

 

 KTA/ RELO
JULIO 2011

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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