Más allá de las luchas en que has estado,
más allá de los triunfos sagastinos,
más allá de arrecifes coloniales,
voy a sembrar una luz en la arcilla.
Y mujer fértil hallé en Ana.
Y de la ostra de su útero fecundo, se escuchará una perla, su llanto de soprano.
Vaso de honra, tesoro, dejaré en sus manos, alfareros. Han de llamarla Nilita.
La tarea se ha dado, Ana Gastón. Hazle en el plexo esplénico el Bazo de su arrecife, házle una kelim de arcilla, calabaza del alma; yo la transformo en perla, yo llenaré su corazón de oro con mi brajá, doy la bendición del amor trascendente: la hago Honra y Tesoro, mujer que defienda a tu pueblo y sea profeta de hombres libres y buenos.
Coopera, Vientós Lamourt. Este es el verdadero triunfo: que nazca con la arcilla que me traes, que filtro hepático para purificarla proveas, ángel del hígado, que el río de Ana lama la perla, se descanse en mi espacio, y las Palmas de mis nubes la protejan cuando comience el parto. Tráela al Olam Hatikún: voy a llenarla de mi ley para que mi lenguaje sea libre y ejemplar, pueblo por pueblo.
Que sea ella quien corrija las naciones, que parte de mi corona sea, mi vasija amada en el Caribe, con arcilla amasada por mis alfareros, por el Culebrinas abrazada entre los pepinianos. |NOTA: Nilita Vientós, intelectual, escritora y educadora, nacida en 1903, en San Sebastián de Puerto Rico. Fallecida en 1989. Luchadora social, profesora universitaria, directora del Ateneo Puertorriqueño. Primera Mujer en postular en los tribunales puertorriqueños y federales; combatió el latifundio y la imposición del inglés en la escuelas como medio de enseñanza para americanizar al país. Fundadora de la revista literaria «Asomante / Sin Nombre», la más importante de la isla, creó el primer programa radial femininista y la Asociación de Mujeres Independentistas. Defendió el socialismo con una visión antiimperialista y boliviariana. Tenía talentos extraordinarios para el bel canto y el piano y escribía sobre crítica musical y teatro. Especilista en literatura irlandesa y norteamericana.
De este poema, tomado del libro Epica de San Sebastián del Pepino, su autor Carlos López Dzur, explicó: «Nilita es una de las mujeres puertorriqueñas que más admiro y, por eso, hablo sobre ella con metáforas sagradas, casi kabbalístucamente. La describo como quien será una heredera del trono en una futura nación más evolucionada y santa que la que le tocara vivir. Ella tiene una categoría espiritual, cuyo símbolo es el Mashiaj, la Era del Acuario, el Pez, la Num del alfabeto sagrado hebreo, que vive en Mem, las aguas del mar o los pozos profundos, o los ríos de la Consciencia. Nilita es mi 'stella-maris'. mi Estrella del Mar, y es mi equivalente de la Estrella de David. Numéricamente, David equivale al 14 y la letra del Pez es 14 en el orden del alfabeto sagrado».
Otros de los significados del Alef Bet que se utlizan en el poema de López Dzur son los de la letra «Caf», o la que representa la Palma de la Mano. Símbolo al que el poeta asocia la alfarería, esculpir con las palmas de la mano, como quien hace una vasija con esmero con arcilla y agua. «Todo ser humano es representado como una Vasija; pero, el agua de la que bebe Nilita, el agua de la que se coció su vasija en barro, es Sabiduría de la fuente Divina, el dragón Leviatán, sin ego».
Si bien Caf se asocia a los verbos 'suprimir' y 'doblegar', en sentido de humildad devocional, la Caf contiene el sentido de poder de regir, el afán por el trabajo creativo y para suprimir la inclinación de lo perverso y la fuerza negativa de lo natural o elemental. Caf también se representa como la Nube en rodea por lo alto al Desierto, dándole sombra consoladora y protectora. la Nube como la Palma de la Mano de Dios.]
* * *

A Hepatía de Alejandría, asesinada por los monjes de la iglesia de San Cirilo de Jerusalén en el año 415¡Qué orgulloso estoy de tí! Eres encantadora: la belleza te hizo mujer. La curiosidad, memoria; entusiasmo. Diosa en carne y hueso que habla en la casa del maestro.
Todo te llama la atención, el cielo y el paso de las horas, los colores y las penumbras, ciclos de luna, el sol de la mañana clara, la noche con estrellas. Constelaciones.
Todo lo exploraste porque tus ojos son grandes y sueñan, en tres mundos, no sólo en lo aparente. Tú miras las noosferas; tú, mi pequeña alumna; oyente desde niña, sabia adolescente.
Mi voz, como alimento, te dio libros y conceptos; tú, con perseverancia y atención, me das respeto. Me sorprendes hondamente. Aprendo de tí mientras te hablo. ¡Cómo me honras! Es que yo he sido tu maestro.
2.
Todo lo meditas cuando ya duermo. Tú escribes libros propios y cartas, consultas mis pergaminos. Ya nada puedo enseñarte; ya eres filósofa y la ciencia brota de tu pensamiento y en el círculo de Olimpiodoro, más notable eres que Filipón y Hierocles.
Ayer te hablé sobre árboles por esquivar tus temas. Sociedad, política, fanatismo. Te hablaría de pájaros y ríos como cuando eras niña y mi devoción fue tu dulzura de trino, tu rumorosa risa, alegría de vivir. No fue posible. Eres pagana, entusiasmada, te apasiona el mundo.
Eres empática, hija mía. Eres combativa. Amarías más que yo a estos pueblos canallescos, crédulos, explotados, bajo el yugo de autócratas, dogmáticos, bestiales.
Pero comprende: estoy viejo y te quiero. Conocí el Imperio de Bizancio y lo que Roma hoy pretende con su catolicismo; debo advertirte mi visión para que no te sorprenda, confiadamente, la porfía y traición que se organiza y viene.
3.
¡Qué orgulloso estoy, Hipatía! Tu sonrisa te embellece, tu risa canta con la fuerza de tus convicciones; ¡qué feliz que aprendas, hija amada! cuando el mundo se ha tornado tenebroso, necio, intolerable, y pocos son los observan los astros, pocos, los que como tú, meditan los números, esencia secuencial de lo que existe…
Anuncio a quien conozco que contigo ha renacido la sabiduría en Alejandría; lo digo a todos, con el orgullo de un padre que te admira y lo han ofendido los secuaces de Teófilo.
Sinesio de Cirene, obispo de Ptolemaida, y Oreste, por igual, tus alumnos gratos, me dijeron que a todo neoplatánico lo sacarán del pueblo; habrá violencia. Que Cirilo, el Obispo, es fanático y te odia. Te envidia, te ama y te odia a la vez.
Que te cuides de los cristianos (ellos me han dicho). Que te lo diga, hija sabia pues enemigos son y se acercan a escucharte y sólo te espían. Te llaman, ¿lo supiste? la bruja de los libros, la atea del platonismo, neoplatónica, hereje venusina y nestoriana.
La ciudad no es como antes, tú sí sigues pagana. Alejandría ha cambiado, se cristianiza y sin discernimiento. El populacho se convence de que eres peligrosa, demonio de pelo largo, bruja por tu conocimiento.
Han comenzado a acusarte de herejía. Ha triunfado el catolicismo intolerante y pendenciero. Comienza la tiniebla. Las ondas del Leteo.
Hija, adelante. Jamás te frenaré; pero, cuida tus tratos. No son los monjes buenos. Tengo miedo por tí; corazonadas. Me informaron tus discípulos que, en secreto, contra tí se conspira y el empeño es matarte.
12-8-1900 / Del libro <b<«estéticas mostrencas="" y="" vitales»<="" b="">
[Hipatía de Alejandría, nacida en el Siglo IV de la Era Cristiana, superó en sus conocimientos de Astronomía, Matemáticas, Oratoria y conocimiento de diferentes religiones, a su propio padre, Teón. Ella viajó a Atenas y a Roma siempre con el mismo afán de aprender y de enseñar. La casa de Hipatia se convirtió en un lugar de enseñanza donde acudían estudiantes de todas partes del mundo conocido, atraídos por su fama. Desafortunadamente, el fanatismo cristiano durante el Obispado en Alejandría de Cirilo hizo que se desacredita su sabiduría, se le acusara de bruja, idólatra y hereje, y se le asesinara por unos monjes católicos.
Los escritos de Juan Nikio, obispo de Egipto, cuenta la forma en que murió durante un tiempo en que hubo, por igual, matanzas de judíos por cristianos. En su ataque, «la golpearon, la desnudaron y la arrastraron por toda la ciudad hasta llegar a un templo llamado Cesáreo; allí continuaron con la tortura cortando su piel y su cuerpo con caracolas afiladas, hasta que murió». Finalmente, descuartizaron su cuerpo y lo quemaron].
* * *

«The quality of his being one with the people, of having no artificial or natural barriers between him and them, made it possible for him to be a leader without ever being or thinking of being a dictator»: Frances Perkins (1880-1965)No estarán hablando sobre tí porque eres educadora, noble y fuerte como esos árboles a los que deseaste subir como chico travieso, siendo muchacha hermosa. Y para tí hay reglas, neciamente forjadas desde la niñez en Worcester, amazona: «No subirás a un árbol, no enseñarás las piernas ni las nalgas, y no te pongas pantalones». En fin que no subíste al árbol.
Con el tiempo dijíste, «ya no quiero ese nombre, Fannie Coralie, ese nombre me recuerda árboles a los que no subí, árboles con los frutos amargos de las prohibiciones» y te llamaste Frances. Elegiste tu nombre.
También te dijeron: «No estudies. Hacerlo no es necesariamente femenino». Es mejor que se estudie con las ollas, con el lavar a mano, con la cama del marido y ser noble, sacrificada esposa.
Pero te fuíste a Columbia University y te hicíste socióloga y fuíste hasta maestra voluntaria y dijíste que entre la gente y tú no existan barreras ni artificios que te separen de un pueblo ni condición natural de género que te orille. Y por eso no van a hablar sobre tí ni mujeres ni hombres.
2.
Ahora tu esposo, Paul Caldwell, te ha virado la cara, él no quiere hablar sobre tí, tú no quieres su apellido, Caldwell Wilson. Te diste nombre y apellido con tu propio derecho. No venga él a decir que te da algo. Te diste profesión, vives con metas, Frances. Que no sea él tu obstáculo, sólo le pides compañía, amor, no que te estorbe.
El no quiere hablar sobre ti porque has ido a la corte a señalar que el apellido es nada. Que tú vales con tu nombre dado, que no necesitas muletas, que sabes lo que quieres. Y eres fuerte y hermosa, libre y no necesitas más dictadores como sombra.
3.
No estarán hablando sobre ti Nadie hallarás que elogie en ti sabiduría. Te llaman «mujer con rojos pensamientos» que hablas con vigor sobre mejores horas y condiciones de trabajo. Que culpas al industrial de ese trágico fuego que consumió Triangle Shirtwaist Factory (la fábrica de camisas newyorkina).
Han virado la cara para decirte socialista, antipatronal, pro-rusa, enemiga del rico, feminista con faldas, en días en que la mujer trabaja 48 horas y el marido quiere que le sirva desayuno en la cama, trapée todos los pisos, lo atienda, lo mime, lo complazca aunque estés cansada.
Ellos no estarán diciendo bendita, deseada mujer, compasiva Frances. Virarán la cara al menospreciarte.
4.
La élite se mostró descontenta porque promueves el salario mínimo y que haya leyes de compensación por despido al obrero. Estás pensado en el pobre y la paradoja: el explotado no lo agradece.
Alega que si él trabaja menos de 48 horas la economía decae, el progreso se joderá lo mismo que el salario. Y el obrero lo creyó y ya no quiere hablar sobre ti ni darte gracias. ¡Qué mala suerte tienes, Frances! por querer darte solidaridad con el de abajo.
La gente de la élite industrial te menosprecia y el obrero empobrecido te vira la cara y enmudece y lo peor es que las mujeres también hace lo mismo; tú no las quieres en el servicio militar; se necesitan en casa si es que por la guerra se decide el gobierno.
Pero todo el mundo opina. Y en Norteamérica, ya lo dijiste: «Public opinion is the leader».
5.«I came to Washington to work for God, FDR, and the millions of forgotten, plain common workingmen»: Frances PerkinsAl fin estás donde más se necesita, Frances Perkins, en rol de Gabinete, en Consejo de legislación para el Nuevo Trato con The Roosevelt I Knew, el presidente del salario mínimo, el que creará, gracias a tí, el Seguro Social, la pensión de los pobres, las mínimas garantías de bienestar del jubilado.
¡Pero te están llamando comunista y creen que se probó, rotundamente, al negarte a deportar empleados / rojos subversivos / cuestionables progressives / rough-and-tumble labor leaders / toda la gama de International Longshore y Warehouse Union. Los llaman comunistas infiltrados, espías en la Costa Oeste, reformeros rojos como Al Smith y otros secuaces del Tammany Hall y por salir a su defensa / viran la cara los locarios / tu marido y tu hija / sí hasta Susana / hacen sus rabietas maníaco-depresivas / salen de clínicas mentales / deprecando a tu nombre.
Y la élite, vilmente con esperanza de que seas despedida de tu Secretariado de Trabajo y cada responsabilidad de gabinete. Que no se hable sobre tí buenamente, Frances. Que te odie el mundo porque la opinión de la blasfemia pública es que has subido al árbol del impeachment y, como una Eva, del mal tiraste el fruto, tu comunismo siquitrillado.
[El siguiente poema sobre la educadora Frances Perkins, nacida en 1882 en Boston, Massachusetts, es un homenaje de Carlos López Dzur, incluído en «El libro de anaquistas». Perkins se graduó en Mount Holyoke College en 1902, Columbia University en 1910 con un grado de Maestría en Sociología. En 1910 adivin como jefa de la Liga de Consumidores de New York, luchando por mejores horas y condiciones de trabajo. En 1933, Franklin Roosevelt, el entonces Presidente de los EE.UU., nombró a Ms. Perkins su Secretaria de Trabajo, posición en la que sirviera por 12 años, más que cualquier otro Secretario del Trabajo. Fye la primera mujer en tener una posición de Gabinete en los EE.UU. de Norteamérica.
El historiador Arthur Schlesinger Jr. ha descrito Frances Perkins de este modo: «Brisk and articulate, with vivid dark eyes, a broad forehead and a pointed chin, usually wearing a felt tricorn hart, she remained a Brahmin reformer, proud of her New England background... and intent on beating sense into the heads of those foolish people who resisted progress. She had pungency of character, a dry wit, an inner gaiety, an instinct for practicality, a profound vein of religious feeling, and a compulsion to instruct».
Como Secretara del Trabajo desempeñó un papel clave en la elaboración de legislación para los programas del New Deal / Nuevo Trato, incluyendo la aprobación de leyes sobre salario mínimo. Sin embargo, su aporte más importante fue en 1934 como jefa del Comité Presidencial sobre Seguridad Económica. En esta posición estuvo involucrada en todos los aspectos de preparación y celebración de audiencias públicas que cuajaron en la aprobación del sistema del Seguro Social y la ley «Social Security Act de 1935».
Aquí, con el el poema a la reformadora social más influyente de su siglo en términos prácticos, se da un homenaje; se asegura que ella hubiese logrado más si la opinión pública y la mentalidad de los partidos en Norteamérica hubiesen sido más realistas, generosos y libres de fanatismos majaderos. Este poema está incluído en El Libro de Anarquistas, de Carlos López Dzur].
_______