
Por Rachell E. López Ortiz
Tres años después, el director ponceño Jerónimo Mitchell Meléndez le concedió el personaje protagónico, «Sonia», objetivo romántico o, más bien, erótico, del cubano Carlos Alberto Badías y el mexicano Antonio Badú en La vendedora de amor (Stager Films, 1964), cuyo rodaje se realizó en Nueva York. Se recuerda que, en dicho largometraje, caracterizando a «Celia», aparecía una jóven Nydia Caro identificada en los créditos como Nydia Esther; que el bolero que le servía de presentación y rúbrica, del mismo título, era cantado por Tito Rodríguez (su autor) y que Felipe Rodríguez «La Voz» tuvo una intervención musical frente a su Trío Los Antares.
Gilda, bautizada con el nombre de Carmen Gilda Santiago Rodríguez, no aminoraría jamás su actividad en las tablas. Pero, para su fortuna, la presencia del muy reconocido galán Antonio Badú en la antes mencionada cinta le facilitó la gestión de que la todavía poderosa cinematografía azteca le abriera sus puertas, siendo en la tierra de los mariachis, el mezcal y el tequila donde logró granjearse cartel como actriz. Durante el segundo lustro del referido decenio tuvo intervenciones de relevancia en los siguientes filmes: Rocambole vesus las mujeres arpías (1965); Dos pintores pintorescos – protagonizada por Viruta y Capulina –, El mal y Santo, El Enmascarado de Plata versus la invasión de los marcianos – en el interín, protagonizó Se me olvidó tu nombre (Ro-San Films), producción puertorriqueña rodada en Nueva York, dirigida por Ernesto Sánchez – junto a Aladino Sánchez, el mexicano Julio Aldama y el propio realizador – (1966); Blue Demon versus las mujeres invasoras, La casa de las muchachas, Las impuras y Vuelo 701 (1968); Las golfas (1969) y, finalmente, Rancho del miedo (1970). En el interín, apareció en dos producciones rodadas en su patria: Contrabandistas del Caribe – producida y dirigida por el pintoresco y legendario mexicano Juan Orol – (1966) y Luna de miel en Puerto Rico (1967), de nuestro compatriota Fernando Cortés. También, en México, interevino en la telenovela Pasión gitana (1968).
Igualmente, se convirtió en una de las presentadoras pioneras en la televisión hablada en nuestro idioma compartiendo con el mexicano Carlos Jesús «Chucho» Montalbán la animación del maratónico programa de variedades Domingos en el uno (de cuatro horas) que WXTV / Canal 41 emitió durante el período 1971-1972. Poco después, en WADO 1280 AM instituyó el espacio diario El show de Gilda Mirós, en el que comentaba las noticias de mayor impacto entre la comunidad latinoamericana y entrevistaba personalidades. Casi en las postrimerías de los ‘80, creó otro en WJIT 1480 AM que identificó con el nombre de Amorosamente y que, por su prolongada vigencia, al igual que el primero se consolidó como una de las audiciones emblemáticas de la radio hispana originada en la Gran Urbe.
Su éxito como locutora y productora en este medio la hizo acreedora a 18 Premios ACE conferidos por la Asociación de Cronistas de espectáculos (ACE); la Medalla de la Virgen de la Providencia conferida por la Arquidiócesis de Nueva York y, en Puerto Rico, del Premio Agüeybaná de Oro y el Premio Paoli, como Puertorriqueña Destacada en el Extranjero, por parte del Festival de Popularidad Codazos y el Festival Puertorriqueño del Disco y la Radio.
Su presencia en la pantalla chica siempre fue constante, especialmente como figura imagen de cuñas publicitarias y de campañas cívicas, especialmente la del Banco de Ojos, institución de la cual fue portavoz. Además, tanto para WXTV / Canal 41 como WNJU TV / Canal 47 se desempeñó como presentadora de eventos especiales. Sobre todo, las narraciones de las incidencias del Desfile Puertorriqueño.
Esta dinámica boricua incursionó igualmente en la Prensa escrita aportando artículos y entrevistas a la revistas Selecta de Miami e Imagen, de Nueva York. Como periodista, publicó Celia Cruz: Historia de la Sonora Matancera y sus estrellas – transcripción fiel (entiéndase, sin corregir o, editar, su redacción) de la entrevista que ella les realizara en su programa radial – (2003); Retrato de Puerto Rico / A Portrait of Puerto Rico (2005); Hortensia y sus patitos felices (2006) y Voces del más allá: Memorias de los espíritus de mi madre (Author House, 2008).
Sin embargo, al comenzar la década de los ‘70, Gilda Mirós optó por proyectar su carrera desde Nueva York. Irónicamente, aunque ya esta plaza comenzaba a evidenciar decadencia en su condición de Gran Meca para los artistas hispanoamericanos, fue aquí donde cosecharía los mayores triunfos de su carrera, la cual diversificó estrenándose en otras facetas. En la Capital del Mundo no tardó en establecerse como una de las figuras estelares del teatro en español, a lo que, sin duda, colaboró el hecho de que llegaba precedida de la gran popularidad que le brindara su experiencia en el cine mexicano.
Por otro lado, Gilda Mirós fue la productora de los exitosos e históricos conciertos 65 Anniversary Celebration, que la Sonora Matancera presentó en el Carnegie Hall (junio 1) y el Parque Central en Manhattan (junio 3, 1989) con la mayoría de los cantantes que desfilaron por su plantilla durante su época esplendorosa. Desde hace varios años radica en Miami, Florida. ![]()
Esta última obra, bajo el título Spirits Messages to My Mother, recién se ha publicado en inglés. Se trata de una recopilación de los mensajes enviados por su progenitora Monserrate Rodríguez que, durante 50 años, le ha dictado su la medium Mercedes Conesa.
R.E.L.O /KTA.
Abril de 2011.