El festival se exendió hasta el domingo, 8 de mayo, mudándose a Nueva York (10 al 12 de mayo) para continuar con su objtivo de promocionar la lectura a través de debates, encuentros con estudiantes, venta de libros, proyecciones de documentales y actuaciones musicales, con la participación de 85 escritores de Latinoamérica, Estados Unidos, Europa y otros países.
Fue agradable que se tuviese ante ojos y oídos del público a Ernesto Cardenal, quien a la edad de los 86 años permanece creativo, aunque ya achacoso por su edad. El reciente libro suyo, «El origen de las especies y otros poemas» le ha sido pretexto para dejarse ver no sólo en Puerto Rico, sino donde aún haya celebraciones de los 200 años del nacimiento del científico inglés, Charles Darwin, y los 150 años de la publicación que cambiara los cimientos científicos y las creencias de siglos anteriores: «El origen de las especies». Sobre estas mismas cosas, leyó sus tres textos el poeta. «Cantingas (cantos)» con los que reflexiono sobre la teoría de la evolución de Charles Darwin. «Mi poesía ha sido muy inspiarada en la ciencia», dijo Cardenal.
Hay algo en que Cardenal coincide con Darwin y que es la definición misma de selección natural: como «preservación de las variaciones favorables y al rechazo de las variaciones perjudiciales» (Darwin), mas es obvio que Cardenal quiere meditar sobre la evolución y diversificación de los organismos, no a través del tiempo acumulativo, o los millones de años transcurridos desde que las primeras formas de vida aparecen sobre la Tierra, sino sobre lo que llamó la verdadera Ciencia-Ficción, una simultaneidad en que «el tiempo no existe». De modo que en estas meditaciones que escuchamos de Cardenal, hay una cercanía más significativa con el teólogo inglés William Paley y su Teología natural (1802).
Más con Paley que con el aludido Darwin, padre de la Teoría de la Evolución y crítico de la idea del diseño universal de los organismos o Diseño Inteligente Divino, diseño que para Paley fue prueba convincente del Creador omnipotente, o del Poeta como Creador, que es Dios, en las metáforas de Ernesto Cardenal.
Las reflexiones cosmogónicas de Cardenal datan de su libro Cántico Cósmico (1989). A él se le suele llamar cariñosamente «el padre» por su condición de sacerdote) y él se siente hijo de una estrella. Todos los somos. El primer poema leíodo por Cardenal de su libro nos recordó el «Canto cósmico»:
Como un gran viajero que comparte poesías de sus más de 35 libros, además de su música y sus pinturas, en sus giras por el mundo, Cardenal siempre se ha planteado que estos «polvos de estrella» (moléculas bióticas y prebióticas que somos), como humanidad, preservarán una visión gozosa de su origen, descubriendo «un paraíso terrenal a la que la humanidad debe su papel y vocación». El hombre ha nacido para el bien y la creación, para la selección natural en que lo negativo, lo que menos se habilite para superarse y cumplir su belleza y gracia, será desechado. Cardenal cree que el proceso de selección es adaptativo porque multiplica las mutaciones beneficiosas y elimina las perjudiciales.
Tal vez coincida con Darwin en la interaccón de dos procesos, uno aleatorio y el otro determinístico, aunque a ambos los suponga o unifique, en rigor, como proceso creador en el que nuevas entidades aparecen: enlazando casualidad y necesidad; el azar y el determinismo. La complejidad, diversidad, difusión de las variaciones hereditarias, la fertilidad de los genotipos y organismos (sobrepasan la capacidad de recursos disponibles) y, en fin, la ingeniosidad de las especies sorprende al poeta. Acabará creando la esperanza: la recreación perpetua.
Cardenal se declara antrópico ya que las condiciones iniciales del Universo predijeron que vendría un hombre para poblar ese universo y disfrutarlo. Para comprenderse a sí mismo y ciencia y poesía se dan la mano en el proceso. El profundo poeta habla sobre lo ingenioso de la formación del ojo para ver y la mano para coger y preguntará como Darwin: «¿Podemos dudar de que los individuos que poseen alguna ventaja sobre otros, por leve que sea, tendrían mayor probabilidad de sobrevivir y procrear a los de su clase, y que cualquier variación perjudicial será rigurosamente destruida?»
El poemario «El origen de las especies» no se aparta de lo que ha sido descrito como el estilo de Cardenal, «mezcla de ensayo político, salmo y oración». El sentido de esperanza de Cardenal acude inclusive al humor y en la Plaza Cuartel de Ballajá fue obvio con sus alusiones a extraterrestres, la ciencia ficción y animalitos. Con su lectura y comentarios sobre un poema titulalado «Malta» y «El celular» el ensayo político contra la explotación se une a su inquietud por la ciencia y no olvidamos hechos que son interesantes y caracterológicos de Cardenal, a quien se suele ver como un candidato idóneo al Premio Nóbel de Literatura.

El Papa Juan Pablo II menospreció que el poeta ocupara el cargo de Ministro de Cultura del gobierno sandinista y, obviamente, si viviera en este tiempo y hallara el giro cientificista de Cardenal se escandalizaría por igual, por hacerse copartícipe de este homenaje al 200 Aniversario del Natalicio de Darwin. Es interesante que la edición de «El origen de las especies y otros poemas» haya salido simultáneamente en inglés y español. Tampoco es la primera vez que los poetas homenajean a Darwin y sus temáticas. De hecho, entre 1831-1836, un descendiente de Darwin, Ruth Padel publicó un libro de poemas titulado «Darwin: A Life in Poems» y Erasmus Darwin escribió un notable poema descriptivo sobre la evolución. ![]()
{youtube}Q_2jA_R_Ogg|500|400{/youtube}
{youtube}uQ6dqTDwZLk|500|400{/youtube}