Graciela Rivera

Con sus contemporáneas María Esther Robles y Olga Iglesias, esta gran artista (n. en Ponce, abril 17, 1921 m. en Mays Landing, Nueva Jersey, EE.UU, julio 17, 2011), completó la trilogía cumbre de sopranos puertorriqueñas que colocaron a nuestra patria en el mapa de la ópera a nivel mundial. Su infancia transcurrió en Cataño y, su adolescencia y temprana adultez, en Santurce. Como la mayoría de los cantantes, hizo sus pinitos participando en funciones escolares interpretando melodías que entonces estaban de moda. No obstante, fue mientras cursaba sus grados académicos secundarios en la Escuela Superior Central que comenzó a cimentar la que sería una brillantísima trayectoria en el bel canto, teniendo como mentor al profesor Dwight W. Hiestand.

Tenía 17 años cuando, en montajes organizados y dirigidos por Hiestand, participó en representaciones de Aída e Il Trovatore (de Giuseppe Verdi); Lucía di Lamermoor (de Gaetano Donizetti); La flauta mágica (de Wolfgang Amadeus Mozart) y la inglesa H.M.S. Pinafore, de Gilbert & Sullivan. Durante aquellas fechas, además, era asidua participante en las audiciones de “música culta” así las identificaban en las promociones que emitía la radioemisora WKAQ. 

En 1941 contrajo matrimonio con Joseph Zumchak, oficial de Marina que representaría un gran apoyo en su prometedora carrera. Ambos se establecieron en Nueva York, lo cual facilitó su ingreso en la prestigiosa Juillard School Of Music, considerada uno de los mejores conservatorios del mundo. Se graduó de dicha institución en 1943 y, entonces, se concentró en desarrollar la que sería impresionante trayectoria artística internacional. Aquel mismo año fue a vivir con su esposo a Washington, DC y, hasta 1945, se dedicó, casi exclusivamente, a ofrecer conciertos y a participar en funciones artísticas patrocinadas por la Unión Panamericana y a beneficio de la Cruz Roja. 

De vuelta en la Gran Urbe, se vinculó a la XXXX y, con el papel de «Adelle» en la producción de teatro musical «Rosalinda» versión de Broadway de la ópera Die Fledermaus, de Johann Strauss , debutó de manera oficial en esta plaza, lo cual significó un gran impulso para su carrera, pues su éxito fue tan resonante que luego dicha obra fue presentada en Alemania y Francia. A fines de aquel mismo año, diciembre de 1945, dio vida a «Rosina», personaje principal feminine de El barbero de Sevilla, de Giochinno Rossini, en el Teatro de la Ópera de Nueva Orleáns. Durante 1946 y 1947 se mantuvo muy activa recorriendo Estados Unidos con la XXX y la San Carlo Opera Company. Integrando esta última, interpretó por primera vez, a nivel profesional, el personaje que significaría su consagración: «Lucía» de Lucía di Lammermoor, en el Teatro de la Ópera de San Francisco, California.

Entre diciembre de 1947 y febrero de 1948, Graciela Rivera agotó una temporada de actuaciones en su patria, luego de una ausencia de seis años, patrocinada por Pro Arte Musical. Ofreció conciertos en el Teatro Tapia, en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico, en el Teatro La Perla en Ponce, en salas de otros municipios y en audiciones radiales. Durante su estadía fue colmada de homenajes y distinciones por parte del Municipio de San Juan e instituciones cívicas y culturales.

El 25 de abril de 1948, acabando de concluir otra gira con la Compañía de Ópera San Carlos que, abarcó, principalmente, las principales ciudades del Oeste de Eastados Unidos, volvió a presentarse en el Carnegie Hall, esta vez como máxima atracción del que sería histórico espectáculo Famous Puerto Rican Artists in the World of Music, auspiciado por el periódico El Mundo y transmitido en directo a través de la radioemisora WEMB AM / Radio El Mundo. En aquella función participator los actores José Ferrer y Eugenio «Gene» Iglesias (como presentadores); la también soprano Rina de Toledo, Jesús María Sanromá y Narciso Figueroa (pianistas); Noro Morales & Orquesta con su hermano, el extraordinario flautista Ismael «Esy» Morales y la cantante Rosita Ríos. El maestro Figueroa acompañó a ambas sopranos y «Esy» se unió a nuestra biografiada en el aria de la locura de la Lucía di Lammermoor.

Precisamente con el papel que la había convertido en estrella, «Lucía», de Lucía di Lammermoor, realizó su primera presentación en Europa teniendo como escenario el Teatro San Carlo de Nápoles, Italia, también con la San Carlo Opera Company, a mediados de 1949. La crítica periodística la proclamó “la personificación ideal de Lucía”, mientras que el diario Risorgimento señaló que “posee un don de la Naturaleza, colocado como ocurre raramente en la garganta de una criatura inteligente que conoce todas las astucias y delicadezas del arte”. Su segunda visita a Italia sería varios meses después para dar vida a «Rosina» en el montaje de El barbero de Sevilla, de Giocchino Rossini, en el Teatro Real, de Roma, el 12 de marzo de 1950. Al día siguiente, marzo 13, fue recibida por el Papa Pío XII en el Vaticano.  

Al Carnegie Hall regresó nuevamente el 4 de diciembre de 1951, esta vez para ofrecer un concierto a base de selecciones de Vincenzo Bellini (Ah, non credea mirarti, de la ópera La Sonnambula); Manuel De Falla (Nana); Jacob Handel (Care Seive); Franz Joseph Haydn (Al tuo seno fortunate, de Orfeo ed Kuridice); Federico Longas (Mi jota); Mario Persico (Rosemonde); Franz Schubert (Der Hirt auf dem Felsen, en la que intervino el clarinetista Stanley Drucker); Robert Schumann (Dein Bildniss y Volksliedchen); Johann Strauss (Emperor Waltz) y, de nuestro compatriota José Enrique Pedreira, la danza Regreso. Fue acompañada por el pianisyta Giuseppe Bamboschek y, al igual que en sus dos presentaciones anteriores, fue vitoreada por el público y elogiada por la Prensa.

Fue la primera soprano boricua que triunfó 
en el Metropolitan Opera House de Nueva York. 

Su debut en la consagratoria Metropolitan Opera House aconteció la noche del lunes 4 de febrero de 1952 interpretando el personaje titular de Lucia di Lammermoor, de Gaetano Donizetti, bajo la dirección de Fausto Cieva. Además de ella, el elenco fue encabeado por Renato Copecchi («Lord Enrico Ashton»); Jon Peerce («Edgardo»); Thelma Votipka («Alisa»); Nicolo Moscone («Raimondo»); Gabor Corelli («Arturo») y Paul Fronke («Normanno»). La crítica en pleno se desbordó en elogios hacia ella. Su éxito fue tan clamoroso que, a petición popular, se realizó una segunda función el 15 de abril. Más adelante volvió a asumir el mismo papel durante una función presentada en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico.

Aquel mismo año, específicamente el 12 de diciembre de 1952, se acreditó otro de los triunfos más significativos de su carrera cuando, por petición del Arzobispo de México, Luis María Martínez, se convirtió en la primera mujer invitada a cantar en la Basílica de la Virgen de la Guadalupe, en la capital junto al Coro oficial de este impresionante templo desde su construcción en 1553, durante un programa especial que fue televisado y, por ende, disfrutado en todo el país.

En 1953 se le encomendó el papel principal feminino de I Pescatori, de Jacobo Napoli, en el Teatro San Carlo de Nápoles, Italia, en el que fue su estreno mundial. Tan halagadoras fueron las críticas ante su actuación, que su éxito fue elemento clave para que, al regresar a su plaza sede, fuera proclamada Ciudadana Más Distinguida del Año en Nueva York.

Durante esas fechas, junto a varios colaboradores, organizó el certamen de nuevos valores musicales denominado Oro Nativo auspiciado por la destilería elaboradora del ron de esa marca , el cual se celebró en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico. Convocó un total de 16 aspirantes. El mismo fue ganado por la joven cellista humacaeña Marta Montañez, quien utilizó la beca obtenida para ampliar sus estudios en Prades, Francia, bajo la tutela de Pablo Casals, con quien se casaría en 1956. Se recuerda que, para completar su costo, Graciela Rivera también le donó los honorarios que le correspondían por una serie de recitales que ofreció a través de la radio.

Durante el conflicto bélico de Korea, ofreció conciertos a bordo del gran acorazado U.S.S. Missouri, el portaviones U.S.S. Philippine Sea y en diversas instituciones de las Fuerzas Armadas. En 1955 y 1956 fue gran atracción de la Segunda y Tercera Temporada de Ópera que se presentaron en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico patrocinadas por el periódico El Mundo. En el primer caso, con el papel titular de Lucia de Lammermoor (de Donizetti) y, en el segundo, con el papel de «Rosina» de El barbero de Sevilla (de Rossini) y el de «Gilda» de Rigoletto (de Verdi). Durante su segunda estadía (1956) grabó dos álbumes para el sello Fragoso: uno de danzas y otro de villancicos.

A su cada vez más rico historial artístico sumó resonantes éxitos en importantes escenarios de Canadá, Colombia, Cuba, República Dominicana y Venezuela. En Europa, impuso su talento en España, Portugal, Inglaterra y, nuevamente, Italia.

El 21 de julio de 1959, ocho días antes del nacimiento de su priomogénita, ofreció concierto frente a la Orquesta Filarmónica de Nueva York en el Lewisohn Stadium. Ese mismo año inició un programa semanal en la radioemisora WHOM 1450 AM, que permanecería en antena durante los próximos cinco años (1959-1964). En aquella audición interpretaba arias operísticas y melodías románticas populares. En junio de 1960 fue una de las estrellas principales del cuarto Festival Casals, que el maestro catalán Pablo Casals había instituido, en colaboración con su ya esposa boricua Marta Montañez, en 1957. En ese evento interpretó selecciones de Hansel y Mozart.

Luego de su participación en el espectáculo Puerto Rico Holiday At Radio City Music Hall, producido por el empresario Leon Leonidoff compartiendo el escenario con Julito Rodríguez Reyes y su Trío Los Primos, la Orquesta Sinfónica de Nueva York y el incomparable grupo coreográfico The Rockettes y que permaneció seis semanas en cartelera durante 1961, aminoró su agenda de trabajo para dedicarse a la crianza de sus hijos Virginia María (n. julio 29, 1959) y Joseph Jr. (n. en 1962). Ya avanzada aquella década estuvo mucho más activa, reanundando sus presentaciones en salas tan prestigious como Avery Fisher Hall, Lewisohn Stadium, Madison Square Garden y Town Hall. También actuó en emisiones especiales de las principales cadenas radiales y televisivas: ABC Radio & TV, CBS Radio & TV y Mutual Broadcasting Company.

En 1972 se vinculó a la Facultad del Hostos Community College, en el condado de Bronx, donde fue profesora de Historia de la Música Puertorriqueña, Coro, Español e Italiano. Paralelamente, desde entonces, ofrecía conferencias en el Hunter College, el Lehman College y en la Universidad de Rutgers. En 1973 fundó el Graciela Rivera Opera Workshop (GROW) y, durante aquellas fechas, escribió el libro Música en Puerto Rico / Raíces, influencias y desarrollo autóctono.

En 1974 gestionó el estreno en salas de Nueva York y Nueva Jersey de la ópera Nella, de Manuel B. González, basada en la novela Marianela, del español Benito Pérez Galdós, considerada la primera que incorporó ritmos puertorriqueños a este género.

Entre los múltiples reconocimientos de que fue objeto a lo largo de su carrera, resaltan dos Doctorados en Artes Honoris Causa, que le fueron conferidos por la Universidad Católica de su natal Ponce en 1993 y por el Lehman College en 1996. También recibió un homenaje enmarcado en las funciones de Lucía di Lammermmor presentadas en el Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré, en Santurce, entre el jueves 9 y el sábado 11 de marzo de 2000. En dicha ocasión, el personaje titular fue interpretado por Melba Ramos. Su ciudad natal, Ponce, reconoció su aportación a la cultura nacional dedicándole la Plaza Graciela Rivera en el barrio Primero, donde un monumento recrea su figura y perpetúa su recuerdo. 

Inexplicablemente, luego de su actuación en el cuarto Festival Casals cuatro décadas antes, no volvió a ser contratada para conciertos o espectáculos de corte popular en su patria. Desde entonces, sus esporádicas reapariciones en escenarios nacionales fueron en eventos de carácter benéfico y religioso. 1-fin

Su discografía abarcó desde arias operísticas,
canciones de arte, danzas y villancicos hasta boleros.
 

Hace ya muchos años, a Graciela Rivera Padilla se le ocurrió resumir su gloriosa carrera artística en versos. Conservamos una copia de su escrito y en esta oportunidad lo compartimos con los lectores de KooltourActiva:

Mi autobiografía en versos
He aquí mi biografía
a quien pueda interesar:
en Ponce vi la luz del día
y siempre quise cantar.
A los diez años actuaba
en beneficios de escuela
y seis años más tenía
cuando a cantar me atrevía
Rigoletto y Trovador
en la Escuela Superior.
 
A los veinte me casé
con el joven marinero
que en la Isla me escuchó
y a Juilliard me encaminó.
Y contaba veintitrés
cuando de allí me gradué,
donde Música estudié
y Piano y Canto también.
 
 A la edad de veintiseis
en la Ópera debuté
con la Compañía San Carlos
y con ella yo viajé
por muchos de los estados
de mi amado USA.
 
Contaba los veintinueve
y en Italia debuté
en el bello Teatro San Carlos
de la ciudad de Nápoles.
 
Cuando por fin debuté
en el viejo Metropolitan,
fue con la ópera Lucía
y tenía casi treinta y tres.
En Puerto Rico canté
conciertos para Pro Arte.
Óperas ejecuté
concursos patrociné,
siempre en busca de talento
en mi lindo Borinquén.
 
Pero el destino traidor
varias veces me alejó
de mi amado Puerto Rico
a cantar al exterior,
cuando mi anhelo mayor
era el de estar en mi islita,
la del clima acogedor,
la que quiero con amor
y en la que morir deseo
cuando lo ordene el Creador.
 
Pero el triunfo mayor
de mi vida lo alcancé
al ser madre y logré
a los treinta y ocho y cuarenta
una parejita tener
que son mi razón de ser
y me hacen hacer de cuentas
que sólo tengo treinta y tres.

 

M.L.O. / KTA.
Julio de 2011.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Discografía:

  Graciela Rivera canta joyas musicales hispanas (Sin Games Productions), 1983.
Contenido: Campanitas de cristal, Cuerdas de mi guitarra, El relicario, Estrellita,    Granada, Granadinas, Guadalajara, La bella cubana, La golondrina, La playera, María    La Ó, Mi Sol, mi Cielo y mi Mar, Murcia, No podrás olvidarme, Pequeñísima serenata y  Pregúntale a las estrellas.

Graciela Rivera canta canciones navideñas y danzas puertorriqueñas (Sin Games    Productions), 1984. Recopilación de grabaciones tomadas de actuaciones ante el público    durante la década de los ‘50. Contenido, con José Enrique Pereira al órgano y al piano   Aguinaldo de Quinton, Aguinaldo tradicional, A la Nanita Nana, Arbolito, Dormi, dormi   o Bel Bambin, Il Est Né le Divin Enfant, Oh, Holy Night, Silent Night y White Christmas. Con Pin Madera y su Orquesta: Felices días, La Borinqueña, Laura y Georgina, Mis amores, No me toques, Sueño de amor, Tú y yo y Violeta.

• Graciela Rivera canta arias operáticas (sin Games Productions), 1985. Contenido: Ah,    fors e fui (de La Traviata); Ah, non credea mirarti (de La Sonnambula); Carti nome (de  Rigoletto); Escena de la locura (de Linda di Chamounix); Escena de las campanillas (de Lakme); Mi chiamano Mimi (de La Boheme); L’ éclat de rire (de Manon); O luce di quest  t’anima (de Lucia di Lammermour); O mio babbino caro (de Gianni Schicchi); The Last  Rose of Summer (de Martha) y Un bel di vedremo (de Madame Butterfly).

• Esperándote / Graciela  Rivera canta canciones de Irma Morillo (Disco Hit, DHCD-1992).   Contenido: Caricias de nieve, Divagando, Esperándote, Esto es / This is It, Hoy, Mi Sol,  mi Cielo y mi mar, No me beses más, ¿Por qué estás triste?, Porque llegaste tú, Un sólo  corazón / I Offer You My Heart y Vengo a decirte adiós.

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