Procura educar y concienciar sobre diversos

problemas sociales a través de su cine

En Di Perejil expone la cruel realidad

de los habitantes en la frontera dominico-haitiana.

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irenerialLa documentalista y escritora Irene Rial Bou entiende que la principal diferencia entre los artistas y los científicos es que, mientras los primeros brindan respuestas muy personales a partir de los problemas cotidianos universales, los segundos, a partir de conflictos particulares, hacen descubrimientos y postulan conceptos que refuerzan con aplicaciones prácticas a través de la tecnología. Esta percepción ha marcado los pasos de esta talentosa e inquieta dominico-boricua en el cine, campo en el que “más bien, me considero productora o creativa”.

“Aunque ya me siento capacitada para dirigir, lo cual es una responsabilidad muy grande, realmente no soy cineasta. Me he concentrado en desarrollar conceptos y en todo lo que respecta a la fase de Producción. Me apasiona el proceso investigativo. Durante los años 1999-2000 hice una investigación sobre las distintas prácticas religiosas y espirituales que se observan en Puerto Rico, visitando templos, integrándome a

grupos para entrevistar a sus líderes y obtener la información que necesitaba. Al final de aquel estudio entendí que el material obtenido era demasiado interesante y que ameritaba cruzar la línea de lo escrito para convertirse en algo visual. De ahí mis inicios en esta disciplina con mi primer trabajo, el documental Creencias 100 x 35, que terminé en 2002”, nos cuenta Irene, quien vio la primera luz en Carteret, Nueva Jersey (EE.UU), el 5 de octubre de 1961, hija de español y dominicana, pero criada en Carolina, municipio al que llegó con su familia cuando apenas contaba tres años de edad.

Este primer proyecto fue filmado en Puerto Rico, Cuba y Nueva York, contando con el auspicio de WIPR TV / Canal 6, la Fundación Puertorriqueña Para las Humanidades y la Corporación de Cine de Puerto Rico. A raíz de aquella experiencia fundó la compañía Okume y Alveo, Inc. (O y A), corporación organizada para propósitos educativos, así como para crear conciencia a través de documentales, películas y exhibiciones diversas sobre distintos aspectos sociales y culturales. Su intención es compartir y abrir nuevas brechas con todos los que aman el Séptimo Arte como herramienta de comunicación e intercambio de ideas, “que hacen única y especial a la humanidad”.

Nuestra entrevistada inició estudios conducentes a una carrera en Biología en el Colegio Universitario de Humacao. No los terminó, faltándole muy pocos créditos para graduarse. Resulta que le surgió la inquietud de convertirse en maestra, por lo que decidió cambiar hacia la Educación Especial. “Tocar este tema siempre me resulta difícil, porque, para mí, soy bióloga”, comenta.

 

irenerial1K.A ? Este sentido de ver el cine como una herramienta de cambio, comunicación y educación se refleja muy claramente en otro de tus documentales: Dí Perejil. Háblanos de este trabajo.

“Pues… en Di Perejil expongo historias y exploro la complejidad socio-política del inmigrante haitiano residente en los bateyes en la República Dominicana”.

K.A ?¿Cómo te acercaste a esta dura realidad?

“Como ya saben, soy hija de dominicana. Desde que era niña escuchaba muchísimas historias sobre la infancia de mi madre, quien vivía en el municipio de Bonao en plena dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, durante los años ’50. Todas eran dolorosas por el alto nivel de discrimen que las enmarcaba. Por ejemplo, ella me contaba que, en actividades tan simples como la de

una presentación de la Banda Municipal en alguna calle de la ciudad, por órdenes de José Arismendy «Petán» Trujillo, hermano del presidente, los niños blancos debían sentarse al frente y, los negros, atrás. Así se mantendría la estética y el buen orden. En esa misma época, mi abuelo fue asesinado por órdenes de la tiranía trujillista. Esos eran mis recuerdos de la patria de mi mamá. Crecí con cierto recelo y resentimiento por el maltrato, racismo y discrimen contra mi madre y por el asesinato de mi abuelo. Cuando creí tener resuelta mi visión sobre República Dominicana y no tener mayores vínculos con ella, a través de una amiga, Hilda Guerrero, me sumerjo de nuevo con Dí Perejíl en la problemática dominico- hatiana. Hilda, quien hoy día es activista del movimiento El Grito de los Excluídos, al conocer mi trabajo como documentalista, me convenció para que trabajara sobre el tema de la situación de discrimen y violación de derechos civiles que sufren miles de haitianos o sus descendientes que viven en la frontera de dominico-haitiana. A raíz de las deportaciones masivas, brutales agresiones, desapariciones de niños y desmembramientos de familias que se suscitaron en esta región en el 2005, decidí que había una historia que contar. Hice un primer viaje exploratorio con Tony Rigus y su hijo, De Diego Rivera, ambos también cineastas, cuyas colaboraciones fueron vitales para este proyecto”.

“El perejil tiene un sabor amargo” fue la frase que utilizó Solange Pierre, directora del Movimiento de Mujeres Dominico-Haitianas (MUDHA) para describir la situación enfrenta esta población, a la que ambas naciones rehúsan reconocer como ciudadanos. Esta frase se acuñó para evocar la vieja costumbre de las autoridades dominicanas de hacer repetir la misma, a manera de humillación, a los niños de quienes se sospechaba eran de ascendencia haitiana.

Los bateyes son comunidades donde residen haitianos, dominico-haitianos y dominicanos en la más extrema miseria. La inmensa mayoría carece de los servicios básicos mínimos: agua potable, electricidad, servicios sanitarios, servicios de salud y recogido de basura. A pesar de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó al Estado Dominicano que les reconociera el derecho al nombre y a la nacionalidad, bajo sentencia vinculante dictada el 8 de octubre de 2005, todavía el gobierno de este país, no ha cumplido con dicho dictamen.

A Motrine, Fifa y Solange, tres inmigrantes haitianas en República Dominicana, les arrebataron a sus hijos. Dos de ellas perdieron a sus hijas, de tres y ocho años, en la frontera dominico-haitiana durante una expulsión masiva. La tercera, Solange, activista de Derechos Humanos, se vio obligada a exiliar a sus cinco criaturas en un país desconocido para ellos por las múltiples amenazas contra sus vidas. Di Perejil presenta sus historias y explora la complejidad socio-política de los residentes en esos bateyes.

Como enfatizamos al principio, queda establecido que el arte no sólo es un simple medio de expresión, sino que también puede responder a la responsabilidad de concienciar sobre las realidades que se viven en el más puro anonimato, como secretos a voces. Denunciar realidades para iniciar un proceso de cambio y tener la posibilidad de ser parte del mismo debe ser nuestro norte como es el caso de Irene Rial Bou.

Es preciso señalar que Puerto Rico es centro de varios movimientos que responden al arte con propósito, inspirados en el mismo fin de Di Perejil. Mención muy especial merecen las Brigadas de Paz, coordinadas por el doctor José Vargas Vidot, que brinda servicios médicos y de prevención al uso de sustancias controladas en comunidades marginadas. También, el Proyecto H2O, desarrollado por un grupo de estudiantes del Colegio St. John’s, en San Juan. Este nombre, además de ser el símbolo químico para el agua, por su pronunciación en inglés, permite llamar al esfuerzo Help to Others (Ayuda para otros). El mismo persigue socorrer a una empobrecida comunidad masai, en Kenia, África, para que sus habitantes puedan consumir agua que, por su condición de pobreza, no es apta para el consumo humano.

Todas estas organizaciones se valen del Séptimo Arte (el cine), así como de la Literatura o la Plástica para dar a conocer sus propósitos y desarrollar sus proyectos. Se trata de una responsabilidad compartida. Quizás no podamos decir que la exclusión, el discrimen o la corrupción desaparecerán, pero sí podemos asegurar que se han de minimizar si la esperanza viene acompañada de nuestro esfuerzo y la solidaridad internacional mediante el señalamiento de los casos en los foros que corresponden.

El resumé de Irene Real Bou como documentalista consta de los siguientes trabajos: Mujeres HIV, Se apasionan cocinando y Creencias (2002); Demencias (2003); Mitología taína (2004); Autopistas al ritmo del tambor y Entre silencios (2005); Di Perejiladquirido por Docu TVE para España y Latinoamérica – (2006); I Wish I Was a Mango Tree (2007), etc. 1-fin

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