Recordando a Ángel Mislán (1862-1911)
a un siglo de su prematuro fallecimiento

  Por: Miguel López Ortiz

El bombardino es uno de los instrumentos musicales de viento, perteneciente a la sección de metales, más difíciles de ejecutar. De acuerdo con el importante Diccionario de la Música de Eric Blom (Editorial Heliasta S.A.R., 1985), se deriva de la bombarda que, a su vez, era una variedad de la tuba. No pocos historiadores coinciden en ubicar su surgimiento en Alemania durante la tercera década del Siglo 19. Durante sus primeros tiempos experimentaría algunas variaciones en su forma y tamaño y tendría par de derivados, especialmente el todavía vigente onóveno, que  no es más que un bombardino pequeñito. De hecho, algunos onovenistas suelen identificarse (o ser identificados) como bombardinistas. Recordamos, entre éstos, al insigne maestro pepiniano Juan Francisco Acosta Arce (1890-1968), autor de la muy difundida danza Bajo la sombra de un pino. Ya durante el período 1870-1880 el instrumento de que les hablo había adquirido sus características definitivas y sería infaltable no diríamos necesario a partir del Siglo 20 en las bandas militares.

Al bombardino se le escribe en clave Sol, afina el Si bemol, se ejecuta presionando tres pistones (o válvulas) y, tanto su técnica para ser ejecutado como su boquilla son idénticas a las de la trompeta, trombón de pistones en el de vara también utiliza la misma boquilla, aunque su técnica es diferente y se le escribe en clave Fay la tuba.
 
angelmislan2Un dato muy significativo en la historia de la música popular  puertorriqueña es el hecho de que el bombardino y el clarinete además, claro está, del piano fueron los instrumentos claves en la orquesta de baile desde las postrimerías del Siglo 19 hasta el umbral de la década de los ‘30 del pasado centenio, aunque su presencia no resultaba extraña durante los ‘40. Los compositores y los orquestadores (casi siempre identificados con el anglicismo de arreglistas) elaboraban sus trabajos para el destaque de estos, pues todavía los cantantes no se habían incorporado a este tipo de formaciones. Los repertorios eran totalmente instrumentales. La función de los violines se circunscribía a la de aportar la base (o cama) armónica, mientras que el contrabajo marcaba el compás junto a la batería, que se incorporaría durante los tempranos años ‘20.
Esta circunstancia explica la razón por la cual muchos de los grandes compositores e instrumentistas de aquella época eran bombardinistas. De repente, llegan a mi memoria los nombres de Pedro Arcílagos (1860-1922); Eutaquio Pujols (1868-1925); Carmelo Díaz Soler (1882-1942); Tomás Clavell Rodríguez (1883-1981); Augusto Coen (1895-1970);  Luis Martínez (1895-1972), Tomás Agrait Concepción (1896-1968); Adrián Benjamín (1901-1959); Miguel Lorenzo (1904-1963y el antes mencionado maestro Acosta Arce. Otros dos, Juan Tizol Vicente Martínez (1900-1884) – nuestro primer jazzista de trascendencia internacional y Rafael Alers Gerena (1903-1978), cambiaron el bombardino por el trombón. El genial y prolífico compositor Juan Morel Campos (1857-1896) –, sin duda el más impotante músico boricua del Siglo 19, también era bombardinista, aunque era más reconocido como virtuoso de la flauta. José «P.H.» Hernández (1892-1922), ilustre poeta hatillano, ejecutaba el bombardino con admirable destreza.

A partir de la década de los ‘30, como resultado de la influencia norteamericana y, particularmente, el empuje de la época dorada del jazz, la estructura tradicional en la orquesta de baile puertorriqueña cambiaría por completo. Y la primera innovación fue el reemplazo de los dos instrumentos claves, el bombardino y el clarinete, por la trompeta y el saxofón. A ello se agregaría la incorporación del cantante a nivel protagónico. El trombón todavía sería una rareza hasta la década de los ‘60 y llegaría a aportar un sonido intermedio entre las trompetas y los saxofones. El clarinete no desaparecería por completo, pero su papel sería secundario. Si repasamos la historia musical de Puerto Rico hasta 1930, confirmaríamos el hecho de que, hasta entonces, ningún músico boricua se había destacado como trompetista o saxofonista.

¿Por qué el bombardino desapareció definitivamente de la orquesta puertorriqueña? Pues la respuesta que suelen brindar los conocedores es que nunca fue un instrumento perfecto. Su sonido, muy similar al del trombón, resulta más opaco que el de este, al que, por ende, le resultó muy fácil quitarle su posición destinándolo a su lugar de origen, la banda militar (además de las escolares), que lo mantienen, principalmente, por tradición y porque su forma es parte de la imagen clásica de esta clase de organización musical.
 
El ponceño Domingo Cruz «Cocolía»
fue su eterno rival como ejecutante del bombardino.

angelmislan3Y, precisamente lograr que un instrumento “desafinado por naturaleza” sonara afinado y que su sonido opaco se escuche hermoso, son los retos a que enfrenta su ejecutante y por lo que, como apuntamos al comienzo de este reportaje, hacen que el bombardino resulte tan difícil. Sin embargo, dos músicos puertorriqueños lograron imponerse a dichos escollos de manera magistral: Ángel Gabriel Mislán Huertas (n. en San Sebastián del Pepino, marzo 1, 1862 m. en Barceloneta, febrero 10, 1911) y Domingo Cruz Gómez «Cocolía» (n. en Ponce, julio 13, 1864 m. en Madrid, España, octubre 20, 1934), ambos grandes amigos y, al mismo tiempo, los más acérrimos rivales en lo que respecta a sus desempeños en artístiscos.

Muy desafortunadamente, les tocó vivir una época en que la industria discográfica no estaba desarrollada. El ponceño sí tuvo la suerte de grabar 56 danzas para la etiqueta Columbia, en formato de cilindro, en el hoy lejanísimo año de 1910, dirigiendo su Orquesta Cocolía, que era la Orquesta La Lira, de su gran amigo Juan Morel Campos, misma que heredó y en la que ejecutaba el primer bombardino. De esas selecciones, 39 eran originales de su muy entrañable mentor. Desafortunadamente, en pocas de aquellas grabaciones puede apreciarse su virtuosismo, pues las estrellas eran las composiciones y el trabajo colectivo. Por otro lado, hoy son de casi imposible adquisición, ya que por las deficiencias del sonido, no han vuelto a reeditarse.

Mislán Huertas no tuvo la dicha de dejar evidencia grabada de su grandeza. El 10 de febrero de este nuevo año, 2011, se conmemora el centenario de su fallecimiento. Sólo testimonios de respetados críticos e investigadores, por fortuna escritos, de sus hazañas como instrumentista de elevado nivel, brindan una idea de lo extraordinario que fue. Muchos entendidos consideran que, de haber nacido par de décadas más tarde, tanto «Cocolía» como él habrían logrado ser reconocidos no sólo como los máximos bombardinistas puertorriqueños o latinoamericanos de todos los tiempos, sino también como los mejores en la historia del instrumento.

 Si inmenso era Mislán Huertas como ejecutante, igual lo era como compositor. A la altura de Morel Campos… aunque no tan prolífico en esta faceta como el inmortal ponceño, a cuya Orquesta La Lira se unió en varias oportunidades, compartiendo así fila con su “rival artistico”. El anedotario respecto a los momentos en que coincidían aquellos tres colosos es inmenso, aunque, como es inevitable en estos casos, salpicado de leyenda. Sí se da por hecho que Morel Campos sacaba provecho de los momentos en que contaba con ambos en su plantilla para escribirles partituras dificilísimas que, naturalmente, debían ser ejecutadas a primera vista, esperanzado en disfrutarse el instante en que pudiera ponerlos en aprietos. Jamás lo logró porque, sencillamente, se había topado con dos músicos fuera de serie. ¡Ahhhy de los retos que ambos bombardinistas se hacían para poner a prueba sus capacidades podría escribirse un libro!

Sus dos danzas consagratorias, “Sara” y “Tú y yo”,
fueron los felices resultados de retos que le hicieron.

Aquel pepiniano irrepetible sí aventajaba a su colega ponceño como creador de melodías, renglón que éste último no cultivó. Angelito Mislán, como se le conocía popularmente, compuso alrededor de un centenar de piezas, la mayoría danzas que era el género imperante en los bailes organizados en los centros sociales –, incluyendo marchas, valses, danzones, guarachas, pasodobles y mazurkas. El grueso de su legado autoral permanece inédito o perdido. Dos danzas suyas han permanecido como estándares de este género, contando con innumerables versiones discográficas: Sara (1893) y Tú y yo (1905).

La primera, que dedicó a la señorita arecibeña Sara Martín Fernández, fue concebida para el lucimiento del bombardino como instrumento solista. De ahí que su solo sea más difícil que cualquier otro que pueda aparecer en una danza. Claro: en estapas posteriores, se adaptaría a todo tipo de formaciones y, a partir de la grabación realizada por Johnny Rodríguez (Columbia, 1946) – quien escribió los textos que hoy se le conocen –, a grupos vocales y cantantes solistas.  

La primera vez que Sara fue llevada al disco fue por una orquesta dirigida por Manuel Tizol Márquez (Columbia, C-670) durante la histórica serie de grabaciones realizada en San Juan, en 1910. La segunda grabación fue aportada por el Quinteto Borinquen (Victor 69036), grabada en Nueva York, el 3 de agosto de 1916. Aquel conjunto era integrado por Joaquín Rivera (cuatrista); José López Rivera (mandolinista); Felipe Rodríguez (ejecutante de la violarina, instrumento creado por él) y Alberto Mitchell y Francisco Paniagua (guitarristas). Johnny registraría una nueva versión que se incluyó en el álbum codificado SALP-1262, editado por la etiqueta neoyorkina Ansonia en 1959. Entonces, su trío era completado por Pedro Juan Sabat (segunda voz y guitarrista) y Emilio «Millito» Cruz Sr. (primera guitarra y tercera voz).

Una rápida búsqueda en mi colección de discos para documentar este escrito me recordó que Sara cuenta, entre sus múltiples intérpretes, a Rafael Alers & Orquesta (Ansonia, septiembre 23, 1969); Banda de Puerto Rico dirigida por Ralph Sánchez (ICP, diciembre 14, 1972); Marco Antonio Muñiz (RCA, 1977); Dúo Felipe Rodríguez «La Voz» y Davilita (Borinquen, 1988); Edwin Colón Zayas (Disco Hit, 1993); Alba Rosa Castro, destacada pianista (CDT, 1997); Prodigio Claudio, cuatrista puertorriqueño (AJ Records, 1999); Venuz Ensemble, quinteto de cuerdas femenino (Magie, 2006); Kathleen Jones y Diana Figueroa – clarinetista y pianista, respectivamente – (Khlarinet, 2008), etc.

La segunda, Tú y yo, fue el feliz resultado de un reto. Porque Angelito era tan conciente de sus facultades creativas que jamás rehuía a cualquiera que se le hiciera aunque muchos pudieran creer que fuera imposible de superar. Valga aclararse que los retos para comprobar el nivel artístico de compositores e instrumentistas eran muy frecuentes durante las postrimerías del Siglo 19 y los albores del 20. Aquellos que salían airosos recibían alguna recompensa por parte de personas de la Alta Sociedad, quienes por lo general eran los retadores y les daban carácter oficial. Una de las varias versiones que existen en torno a este caso, establece que durante un festejo celebrado en el Casino de Arecibo, frente a cuya orquesta amenizó, se le retó a que musicalizara el poema de ese título original del poeta español Gustavo Adolfo Becquer (1836-1870) y mostrara su composición… ¡al día siguiente y sin alterarle ni una sílaba para amoldarla mejor a la melodía!

Lo demás sería historia harto conocida. Hoy es una joya del cancionero puertorriqueño. Seguramente, el talentosísimo Angelito recibió una generosa compensación por su hazaña, pero no hemos encontrado datos al respecto. Sí que la primera grabación de Tú y yo fue la realizada por la orquesta de Manuel Tizol Márquez (Columbia, C-715) en la misma sesión que incluyó a a Sara, en 1910. La primera cantada fue la de Manuel «Pocholo» Rodríguez acompañado por la King Orchestra para la compañía Victor (B-1661) en Nueva York, en 1915.

Entre la cantidad de grabaciones con que cuenta actualmente merecen destacarse, entre otras, las aportadas por Carmelo Díaz Soler & Orquesta Euterpe (Columbia, 1927, instrumental); María Esther Robles (Fragoso, 1963); Conjunto Típico Ladí (Flamboyán, instrumental, 1968); Fernandito Álvarez & Trío Vegabajeño (Ansonia, 1970); Rina de Toledo y su Quinteto Lírico (Lozano, 1973); Rina de Toledo con Lito Peña & Orquesta (ICP, 197?); Danny Rivera (Top Hits, 1980); Mercy Fernández, pianista, instrumental (Borinquen, 1988); Alba Rosa Castro, destacada pianista (CDT, 1997);  Edwin Colón Zayas, cuatrista, instrumental (Monte Adentro, 1999); Venuz Ensemble, quinteto de cuerdas femenino (Magie, 2006); Jaime Antonio Viqueira Mariani & Conjunto en voces de Samuel Cotto y Leticia Frankie (Casa Solivellas y Bartoli, Inc., 2008), etc. ¡Hasta aparece en un álbum de Andy Montañez e Ismael Miranda!

Además de bombardinista, fue excelente cuatrista,
organizador de bandas y director de orquesta.

Nuestro biografiado era hijo de Carlos Mislán y Josefina Huertas. Creció en la calle que, posteriormente, llevaría el nombre de Severo Arana. Su padre era profesor de Música y fue éste quien le inculcó la vocación musical, iniciándolo en la lectura del Pentagrama y en la ejecución del clarinete y el bombardino. Aunque llegó a ser muy buen ejecutante del primero de dichos instrumentos, fue el segundo el que lo apasionó. Paralelamente y de manera audodidáctica, aprendió a tocar el cuatro, el otro que lo apasionaba. Y como cuatrista, encabezando un conjunto típico propio, fue que inició formalmente su trayectoria a raíz del fallecimiento de su progenitor quedando a cargo del sostenimiento de su madre cuando contaba quince años de edad. Entonces amenizaba toda clase de fiestas en San Sebastián del Pepino y pueblos adyacentes. También impartía clases a varios jóvenes compueblanos.

angelmislanAunque durante su época en Puerto Rico no existían escuelas de Bellas Artes ni, mucho menos, conservatorios, nunca faltaron en nuestro país muy buenos maestros procedentes de España e Italia que venían a pasar prolongadas temporadas aquí. De varios de ellos adquirió Angelito los conocimientos que requería una educación musical completa. Así que, durante su temprana adultez, varios ayuntamientos lo reclamaron para organizar sus bandas.

En 1893, asumió la dirección de la Banda del Tercer Batallón de Voluntarios, que mantendría hasta 1898. En el interín, 1892, organizó una orquesta de baile que estuvo al nivel de las mejores en nuestro país. Sin aminorar su actividad frente a aquella formación, en 1907 reemplazó al aguadillano Jesús Figueroa Iriarte como director de la Banda Municipal de su pueblo. Contó entre sus discípulos a Juan Francisco Acosta, a quien recomendó como su sucesor, sintiéndose ya enfermo, en 1910. Éste, muy prolífico compositor además de excelente bombardinista, le dedicaría la danza Recordando a Mislán.

Al agravarse su condición de salud (existen discrepancias respecto a cuál era su padecimiento) se retiró al pueblo de Barceloneta, donde fallecería pobre, pero acompañado por sus mejores amigos, el 10 de febrero de 1911, a menos de un mes para cumplir 49 años de edad.

Durante el período 1945-1990, una sala de cine localizada frente a la Plaza de Recreo Román Baldorioty De Castro de su pueblo natal llevó su nombre. Curiosamente y, por otro lado, a pesar de que la referida plaza lleva el nombre del llamado «Padre del Autonomismo Puertorriqueño», el único monumento existente en la misma sería el busto del maestro Mislán Huertas, obra del escultor pepiniano Carmelo Aponte Feliciano. En 1976 fue exaltado a la Galería de la Fama de Compositores de Danzas Puertorriqueñas del Círculo de Recreo de San Germán que, ese año, le dedicó su tradicional certamen de danzas. Por otro lado, la Casa de la Cultura Pepiniana instituyó la Medalla Ángel Mislán en 1993 que, desde entonces y cada año, se confiere a un compueblano destacado en el arte musical.

Otras danzas que llevan su firma y cada una cuenta con varias versiones discográficas son Contigo, Ensueño, Gritos del alma, Imposible, La batita azul  cuyo texto es un poema de José De Diego –, La bobita, La bonita, Mi cuatro, Mis pesares, Mi última ilusión, No puedo hablarte  grabada por Rafael Alers y su Orquesta (Ansonia, 1959)–,  Ojos de Cielo, Penar,  Penumbras, Pobre Borinquen, Recuerdos y lágrimas, Siempre a ti, Soñando contigo, Sueño imposible,Sublimidad, Trina y Tus agravios. 1-fin

MLO / KTA
Diciembre de 2010  – Enero de 2011
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