Recordando al café-teatro sanjuanero La Tea:
cuna de La Nueva Canción Puertorriqueña,
el teatro de guerrilla y la poesía revolucionaria

Por Miguel «Mickey» López Ortiz
De Mis Archivos de Artistas

 
La intensa actividad artística y cultural que se desarrollaba en La Tea convirtieron a este acogedor salón, localizado en la Calle Sol Núm. 280, en el Viejo San Juan, en el más emblemático de los café-teatros que florecieron en Puerto Rico durante la década de los ‘70. Su fundador fue el comediógrafo y promotor cultural aguadillano Abelardo Ceide. Casi desde su inauguración, acontecida en abril de 1970, se convirtió en refugio habitual de artistas, intelectuales y noctámbulos amantes de la “tertulia de altura”, acreditándose su primer gran acierto con la presentación del espectáculo de sátira política El efecto de los Rayos Gamma sobre Eddie López, encabezado por el brillante e inolvidable periodista y escritor de ese nombre - entonces vinculado a la Redacción de The San Juan Star -, quien falleció poco después a consecuencia de leucemia. Aquella serie de veladas fueron el génesis del que sería exitosísimo colectivo Los Rayos Gamma, completado por Jacobo Morales, Horacio Olivo, Silverio Pérez y Emmanuel «Sunshine» Logroño.
 La venerada compositora Sylvia Rexach (1922-1961) fue objeto de varias veladas bohemias, recordándose, entre ellas, la titulada Cantos del alma de Sylvia Rexach, que le dedicara Jossy Latorre en 1973 y XXXX.
 
La Tea también fue cuna del movimiento de La Nueva Canción Puertorriqueña, habiendo acogido en su pequeño escenario a sus principales exponentes pioneros. Entre ellos, Lucecita Benítez, quien realizó aquí su primera presentación como tal luego de su exitosa etapa como «Reina de la Juventud y La Nueva Ola». También acogió el debut como cantante de Ivonne Coll.

Un espectáculo titulado Haciendo Punto En Otro Son, que juntó a los cantantes Tony Croatto, Silverio Pérez, Jossy Latorre, Nano Cabrera e Irvin García las noches del 30 y 31 de octubre y 1 y 2 de noviembre de 1975 resultó tan exitoso, que sus integrantes se formalizaron como grupo y emprendieron la que sería una trayectoria tan importante que lo convirtió en el conjunto más representativo de aquel ciclo en nuestra historia musical. Durante las mismas fechas, Sunshine Logroño y Rosita Velázquez presentaron otra serie de veladas que titularon Moliendo vidrio con el pecho, mismo que dio origen al Grupo Moliendo Vidrio. También fue uno de los primeros desveladeros en que se presentó el todavía adolescente Glenn Monroig.

 

El público reverenciaba con su silencio a los artistas
mientras éstos presentaban sus propuestas.
 
En lo que respecta al ámbito teatral, La Tea acogió, entre tantos más, los estrenos de los monólogos A mis amigos de la locura, de Ernesto Ruiz (1978) y Papo Impala está quitao, de José Antonio Ramos (1984), estos últimos por Teófilo Torres; el drama Los ángeles se han fatigado, de Luis Rafael Sánchez, cuyo elenco encabezó la eximia Esther Sandoval (1972); las comedias Lupita se fue del rancho, con Antonio Pantojas y Sunshine Logroño (1974) y Listina Pasán - parodia de la entonces exitosa telenovela Cristina Bazán - (1978), con Georgina Borri, Orvil Miller y Antonio Pantojas, ambas escritas por Ceide; diversos montajes del grupo El Tajo del Alacrán; numerosos recitales poéticos a cargo de Pedro Zervigón y David Ortiz Angleró, etc.

No obstante, entre aquellas veladas, siempre se recordaria, muy especialmente, el monólogo La noche que volvimos a ser gente, adaptación del cuento homónimo de José Luis González, a cargo de Miguelángel Suárez, en 1981. Para estas fechas, se presentaban se manera habitual los cantantes Lourdes Jiménez y quien llegaría a ser notable actor Carlos Esteban Fonseca.
 
El ambiente de este café-teatro, que apenas acomodaba 125 personas sentadas, era bohemio, culto y, sobre todo, íntimo. La sala permanecía oscura e inundada por el humo de cigarrillos. Allí el público reverenciaba con su silencio a los artistas mientras éstos presentaban sus propuestas. Se cobraba $5 a la entrada para el pago a los protagonistas. El consumo de tragos representaban los ingresos de Ceide. La bebida que identificaba al establecimiento era la tizana.
 
La Tea cerró en 1984, tras catorce años de intensa actividad artística underground, cuando las ruidosas discotecas y los rockeros pubs se apoderaron de la vida nocturna capitalina. Pero, no cabe duda de que su existencia quedó plamada en la historia cultural de nuestro País. El local que ocupaba luego pasó a ser ocupado por el todavía existente Restaurante El Jibarito.
 
Más recientemente, entre el jueves 18 y el domingo 28 de julio de 2013, quien fuera una de sus atracciones regulares, el cantante y actor Carlos Esteban Fonseca, rindió tributo a Miguelángel Suárez (1939-2009) presentando en la Sala Experimental Carlos Marichal, del Centro de Bella Artes Luis A. Ferré, el monólogo La noche que volvimos a ser gente y, para ello, los escenógrafos Wendell Agosto y José Luis Gutiérrez recrearon la atmósfera bohemia que se respiraba en La Tea. Este trabajo, de Producciones Acropolis y El Taller de los Gatos, fue dirigido por Carlos Miranda y el diseño de las luces estuvo a cargo de Enrique «Quique» Bennet, quien fuera uno de los luminotécnicos habituales del inolvidable café-teatro.
 
¡Quién lo diría! ¡Ya han transcurrido cuatro décadas desde que abrió sus puertas aquel recinto que tantas añoranzas genera entre quienes fueron sus asiduos visitantes!

Julio 25, 2013.
 
 
 
 
 
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