Barra China,
novela de Manolo Núñez Negrón:
una propuesta literaria novedosa
y reveladora
Por Dr. Carlos López Dzur
De Kooltour Activa Boricua

No es posible revelar - narrar - en un sólo libro todas las posibles historias generales y particulares ni describir sus entornos. Aún no hay una novela ni fabulación literaria sobre el Ser pleno como facticidad humana - el «Ereignis» - posible y que pueda desocultar los espacios originales al que los seres humanos pertenecen y sus eventos de apropiación. Sin embargo, Manolo Núñez Negrón nos ofrece con Barra China (Libros AC, Agentes Catalíticos, San Juan, 2012) un libro revelador para entender, con la ayuda de «Yuga Wang», su personaje central, lo que los seres humanos necesitan para sobrevivir y ser, esa propia seidad que Heidegger llamara, en sus escritos de los '30, «das Eigene, eigen», «en-own-ment» - su apropiarse de sí (Er-eign-is).
Apropiarse de sí es importante, primordial cuando el desafío mayor es recobrar la libertad, saber que hay un ahí y luz para actuar, como cuando Wang, ardiendo en fiebre en un barco que le transportara de Quingdao al Caribe, escucha a sus captores que echan suertes sobre los cautivos y, descubriendo que está vivo, junta fuerzas para anunciarlo. No quiere ser lanzado al mar. «Lo separan haládolo con una soga. Van deshaciéndose de los demás como pueden echando a un lado el sigilo de la muerte» (página 12). Vivir y salvarse es preocupación. Es un llamado a sí mismo más que a otros. Es apropiarse, tomar lo primariamente propio de la vida, su No-Todavía, el sentido de lo necesario (ursprünglicher) para no ser echado al mar de la muerte y tener un claro camino en tierra.
El Claror - o luminosidad después del cautiverio / o acceso a la lichtung / clearing - mienta la idea del lugar donde lo escondido es mostrado. Y no es gratuito que Núñez Negrón al narrar el momento en que los captores hallan al «Yuga Wang» “torpe.moviendo la cabeza sin control“, cierre el segmento con las palabras: «Sacan una sombra de las sombras» y le anuncien: “Ya estás en el Caribe, chinito” (página 12).
En esta interpretación mía de Barra China hay una toda metáfora social, filosófica, metafísica y metabólica sobre el clamor del ser, como diría Deleuze para referirse a la apropiación o evento apropiador Ereignis, es decir, a la trascendencia dentro de la inmanencia. El apropiamiento es una respuesta a la oscilación, a la incertidumbre y el misterio, una experiencia original que toma en cuenta el ser, según éste cambia, de modo que representan el espíritu de disponibilidad (gelassenheit) ante «lo que es». Y lo que en el mundo que «Yuga Wang» vivirá, a la luz de esta historia de Núñez Negrón, se le ha puesto, tras la travesía en barco y el cruzar hemisferios en la alternativa de “Esto es muy sencillo, chinito: plata o plomo” (página 15). Venderse o morir.
«Yuga» es una metáfora de la individuación. El personaje como individuo está abierto al “llamado de la consciencia”. La conciencia proviene del Dasein, la persona abierta a la verdad, al desocultamiento (en el sentido griego de Aletheia). Salido de la escotilla, enfrentado al mundo, después del cautiverio, el lector puede ver la clase de personaje que Núñez Negrón ha plasmado con el chinito. Un zhuang, por su “talante austero” (página 20), su pinta étnica. Sobrevivió la experiencia marina de secuestro porque es fuerte como un toro (página 14), joven sereno, ecuánime, “sin alarde rebeldía” y, por lo tanto, el candidato ideal para que el capitán de los secuestradores decida: «Hoy te tiramos a la calle. No nos falles» (página 16). «Ya estás por tu cuenta. Suerte» (página 18).
Esta es una novelita de 89 páginas que, a mi juicio, su mayor logro y atractivo es describir la sicología de «Yuga» y las estructuras de la metafísica de su apropiación de ser y mundo. «Yuga» no quiere ser víctima, pero termina siendo un desplazado a un país que no conoce y del que tiene que aprender su lenguaje. Uno se figura que ese país caribeño es Puerto Rico. Nuñez Negrón enfatiza en el ingreso de «Yuga Wang» “a un cosmos distinto, a una zona arcana, que no ha permitido llevar nada” (página 20). Este cosmos distinto es la ciudad (“laberinto de hormigón”, contrapuesta al “entorno de chozas y campesinos descalzos del que había huido no hacía mucho” (ibid.). Acerca de la sicología de este campesino, que zarpó del Puerto de Quingdao, se destaca que evita lo temerario y contraprodudecente para cuidar su vida, ha sido engañado monetariamente aunque “había pagado la mitad del importe acordado y ahora han triplicado esa suma sin decírselo, obligándolo a aceptar un esquema de faenas a sueldo del que nunca podrá liberarse” (página 22). Se nos informa de este trabajador clandestino que piensa que “guisar es un arte” (página 24), que hay que ser puntual y limpio y, sobre todo, no perder el disfrute, «se esmera en no dejar que el resentimiento le perjudique el espíritu» (página 25).
La preeminencia de este disfrute, no dañar su espíritu, oscilar en lo flemático sin ser necio (ibid.) explica lo consciente de su apropiación humana. Su Ereignis ocurre según gira, «as a turning», en medio de su llamado apropiador desde el Dasein. El apropiarse heideggeruano es consciencia de cierto pertenecer al espíritu, donde lo apropiador apropia (Das Ereignis ereignet). Una pertenencia estructural que no corresponde a nada abstruso o de las aislantes torres de marfil de la metafica filosófica tradicional.
Los escritores pepinianos Carlos López Dzur y Manolo Nuñez negrón
“Las ambivalencias de la subjetividad humana
pueden superarse al abrazar la unidad del cosmos”.
En la vía de pensar la Ereignis, se tomará en cuenta la expropiación (Ewnt-eignis). «Yuga» es símbolo (por causa de los engaños o reversiones que sufriera de este doble significado) que desata un proceso de giro, al que Heidegger ilustró con la noción griega / mitológica / de la arcaica Lethe y la ambivalencia de Jano, la de doble rostro. Ereignis supone una precondición para el entedimiento, siendo una relación de ser y tiempo.
En cuanto Lethe, Ereignis es el sentido de ocultamiento, vía que se necesita identificar, expropiar antes de cualquier apropiación legítima. Lo que la Ereignis quitara se hallará y se rescatará aún de la oscuridad. La apropiación es una premonición y aviso para su búsqueda, fuera de la metafísica. Lo que se buscará fuera de la metafísica (verdad, historia, topología y lenguaje) es el objetivismo que rompe la dicotomía de Lethe / o el doble rostro de Jano. Las ambivalencias de la subjetividad humana pueden superarse al abrazar la unidad del cosmos.
Nuñez Negrón crea personajes para ilustrar el aspecto divisivo de Lethe y la Cabeza de Jano, su doble funcionalidad que, pese a todo, representa la tecnología, la preeminencia de los ojos sobre los oídos, la visión sobre el escuchar. Para los antiguos romanos, Jano fue el héroe cultural (o deidad) que, al igual que Prometeo, se asoció a los buenos finales, a las aperturas y salidas. Existen los complementos, aunque al principio parezcan rivales.
El aspecto no metafísico de la verdad se contiene en el concepto heideggeriano de Ereignis como epílogo estructural del ser, la temporización de su propiedad entitativa, precondicción de trascedencia para el ser y tiempo. Para considerar su mutua dependencia y la transgresión de sus fronteras hay que desocultar o traerlos a lo abierto. El Ser deja estar presente al ente y lo temporiza. Deja que sea como tal en la historia o, valga decir, lo saca de la metafísica.
La verdad es una metáfora en torno a la captura o la imposible independencia del ser y el tiempo. La metáfora pertenece a la historia porque el Dasein (la persona mortal, temporal) es tiempo experimentado y puesto en la tarea del futuro, donde es posible transformarlo. El aspecto de presencia es una estructura fuerte, ente, que se sale del enmarcamiento del Ge-stell de la moderna technología.
Los entes determinados por el Ser son los destinos del Ser, son la forma que toma éste cuando se les deja ser. El ser, en cuanto tal, parece estar retenido debajo del ente; pero, sólo en el proceso del Claror se vinculará su naturaleza, y el ser podrá abrir las dependencias de lo que Eigentlichkeit y Uneigenlichkeit / autenticidad e inautenticitdad. Entonces, el animal humano en el ahí del ser lo investigará. Si bien el Ser no es nada temporal se da en la historia y si bien el Tiempo no es ningún ente (o cosa pasajera), son estructuras de la verdad que se determinan una a la otra. “Things coming into themselves by belonging together”, ha dicho Heidegger.
La Historia, medida o aprehendida como unidad de la temporalidad, es comparable con las puertas / abrir y cerrar / con el Acaecer de lo observable y experimental, o la narrativa de lo que abre o desata iluminación o Claror para que tengamos noción de verdad y de lenguaje original e iniciante que nos permita una constancia de travesía “Desde la constancia del pasar del Tiempo, habla el Ser“. Como dijimos «Yuga Wanda», en alguna intaqnia, es la metáfora de la travesía.
Es mediante este personaje que conocemos a su paisano «Yi Chen», de quien dice que le debe «todo lo que conoce de la comunidad». Parte de la comunidad es «Yombina», quien termina siendo su novia, y «Li Ching-Li», asesinado por sociarse con un mayorista que rompió las lealtades a la red de narcos con la que trabajaban. “Los ladrones son más antiguos que las putas” (página 50). Una historia paralela es la de «El Viejo», quien fue muy sanguinario entre sus pares. «Yunga Wang» fue quien terminó matándolo y sufre pesadillas y remordimientos por haberlo hecho, debido a que “matar a un ser humano, contrario, a lo que se piensa, es cosa seria” (página 69). «Yombina» entrega y denuncia a la policía al temible «Tiguerón», otro narcotraficante.
Núñez Negrón cuenta subhistorias con estos personajes. El modo como los describe es divertido, simple y directo. La comunidad es parte de las dos caras de la historia y la dicotomía del dios Jano, asociado a la invención del dinero, las leyes y la agricultura. Y, ¿por que no? la competitividad inautética, criminal, que transforma a los seres humanos. Hay espíritu crítico en la narración y los personajes son portavoces, como cuando se informa sobre la “ferrea repulsión hacia las instituciones de seguridad, a las que considera responsables de terrorismo y pillaje. Es una mafia vestida de uniforme» (página 86).
Por otro, Jano tiene una cara que se le opone. Del otro lado de la puerta, Jano Clusivio (clusivius). La historia, los acaeceres en Barra China y punto de droga y prostitución de Hutung es una, sino la única, que toca el tema de los negocios y mafias chinos en Puerto Rico, el comentario de un sargento que investiga el asesinato de «El Viejo» y la confesión de «Yombina» que va como “chota” o “rata” al cuartel para echar de cabeza a «Tigueron» nos da evidencia o colores del Puerto Rico que vivimos y, más o menos, el periodo de la trama de la novela.
El capítulo final menciona la «huelga en la universidad, las facultades baldías roseadas con gases lacrimógenos, la unidad de choque, allanando librería y bibliotecas» (p.ibid).
C.L.D. / KTAB.
Diciembre de 2012.